jueves, 5 de noviembre de 2015

NozahOLaMiradaDelTigre

Esta ha sido una semana de encuentros. Al primero que reconocí fue a mí mismo.


Desde la distancia que da la ficción me observé vestido como Miguel Strogoff, el correo del zar. A pesar de que el programa de palabras diseñado por el ser humano más rico del mundo se empeñe en corregir este último termino, e incluya una “a”, azar.  El correo del azar. En lugar de casaca y sombrero soviético llevaba una levita de entretiempo, recortada, ideal para enfriar cualquier parte de mi tubo gastrointestinal. Sustituí las cartas azarosas por un cuaderno negro. Y fui al encuentro de Iosu. Si recordáis metáforas pasadas, citaba a Iosu como un arquitecto de su proyecto vital, aparte de incidir en su incapacidad para escucharme. Iosu no ha cambiado en nada, como debe de ser. Por eso uno se tiene que poner el casco de obra, despedirse de Strogoff y meterse en faena. Iosu trabaja a destajo en un Restaurante al que se le podría nombrar Restaurant, por ser un Bar bien situado. Con el casco protector me presenté allí. Y doy fe que se invalidaron todos mis argumentos prospectores de buen mamporrero – véase técnico de empleo -. Mientras Iosu trabajaba, pude hablar con el encargado de aquel lugar que me mostró lo sencillo que puede ser esto del empleo: Actitud y Confianza. Y eso es lo que le trasmite al bueno de Iosu que se está dejando la piel, a pesar de romper su enésimo plato. Entonces sobran las metáforas, los disfraces y cualquier palabra. Iosu ha encontrado su cemento para construir su proyecto. Eso sí, a mí me han invitado, porque me he propuesto, a ser Quality Assessment. Demasiadas eses. En realidad, haré un seguimiento en el puesto de trabajo de la actividad de Iosu. No es Quality pero es de las actividades más interesantes de mi trabajo.

Volví a ver a Nozah, nombre con el que se la conoce y que a todas luces pertenece a la ficción más ficticia. Nozah terminó su actividad laboral y ahora va a empezar otra. He tenido de acompañarla en este último proceso. Nozah es sigilosa como un tigre, astuta como lo puede ser un tigre, porque su capacidad de supervivencia así lo demuestra, mas no posee la mirada de un tigre. Así le dije, inventándome una metáfora. Posteriormente, cuando he visto que en realidad mirar como un tigre significa que hay que intimidar al enemigo, mis argumentos se desmoronaron. En realidad lo que quise trasmitir a Nozah es que tiene que disparar fotos teniendo en cuenta la profundidad de campo. Las fotos son su actividad laboral entre fogones y la profundidad de campo, la actitud que ha de mostrar para anticiparse a los problemas. Nada que ver con la mirada del tigre. Es decir, si no vas a ir a trabajar, avisa; si tienes un problema, expresa tus sentimientos. Entiendo que a cierta edad no se tiene en cuenta la profundidad de campo, ni perspectivas similares. Las fotos suelen ser instantáneas rápidas y fugaces. Válidas para atrapar al momento, a pesar de que no sean buenas fotografías. Así que circulando por el atardecer de Madrid, con el cielo descompuesto en mil matices, con luces exactas, que nunca nadie podrá captar como lo que se ve a través de un ojo, al decirle a Nozah que si le gustaba mirar el cielo, ella se reía. Al preguntarle por segunda vez, me decía, qué Fernando estás hecho, qué cielo. Esto último no era una adjetivación de mis virtudes, se entiende, sino una referencia al cielo que no podía observar. Me imagino que esto es una cuestión de enfoque, y de tener en cuenta la profundidad de campo. Más aún que esa mirada que tiene el tigre.

La semana tiende hacia el olvido con las anécdotas que me cuenta el guapo Moreno sobre Clint. Sonrío pues al saber que los míos siguen haciendo de las suyas. Clint vuelve a hacer cine del oeste, tomando carajillos en las cantinas. Mientras, el guapo Moreno parece salido de una película de James Bond. ¿Spectre? Es posible. Habrá que verla.


Y finalmente haciendo carne la ficción, al anticipar la publicación, es un decir, de esta metáfora, sé que trastocaré la rutina dominical de mi querido nihilista de apellido judío. Ya no podrá aplicar la máxima de café, cigarro – metáfora – y muñeco de barro. Pero qué diantre, si estos judíos celebran su sabbat el domingo aunque suene a sábado, no voy a ser yo menos alterando los hábitos de un judío, por muy nihilista que sea. Mirada de tigre. Mirada de Richard Parker.

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