¿Quién podría
negar la influencia de Karate Kid? Atrevido sería.
Negar la cultura
popular es negar el arte. Posicionarse en Dreyer, Ozores - Mariano -, Kiarostami
o Kaurismäki es un signo de extraña distinción, una necesidad de exclusividad
mentirosa. En mi opinión, nunca dejaremos de ser hijos de Heidi y Bud Spencer y discípulos de Miyagi. Muchas cosas podrían explicarse con la frase más famosa de este señor: dar cera, pulir cera. Poesía de la calle.
Los lectores de
esta maraña sabrán quien es Tiara. Ella apareció en metáforas anteriores, la
última fue en el homenaje al Doctor Empleo. Tiara ha ido construyendo su futuro a base de
empujones. Su carácter, en muchas ocasiones, le ha perjudicado. Sin embargo, precisamente
su forma de posicionarse ante la vida seguramente le permita seguir creciendo. Si
hace unas semanas le acompañé a la antesala de un juzgado, hace unos días
atravesamos esa puerta. El mundo del derecho es sumamente torcido. Es el lugar
más propicio para aprender aquello de las habilidades sociales. Ni pedagogía,
psicología, economía, ni educación social. Las clases magistrales para
aprender a relacionarte se imparten en los juzgados. Puro control de emociones. Se
puede defender un día al sucio empresario y al siguiente al vapuleado
trabajador, o viceversa. Es posible explicar lo opuesto a lo contrario llevando
razón. Buena cara, sonrisa, serenidad. Comunicación verbal precisa; no verbal,
sin mácula.
A Tiara, a pesar
de su madurez, le acompaño tanto porque fui yo quien le invito a entrar por cierto
quicio retorcido. Es cierto que un “pseudo educador” no es el responsable del
destino de nadie pero la profesionalidad, entiendo, debería de impedir mirar
hacia otro lado, aunque a veces surjan malentendidos. El caso es que Tiara
deseaba reclamar lo que es suyo. Entiendo que para cualquier persona, acceder
al mundo de la justicia es complicado, consecuentemente para un joven mucho más. Tuvimos que
pasar a través de un escáner, introducir los móviles en una cajita, ir a un
despacho, no conciliar, salir de un edificio para ir a otro edificio, atravesar
de nuevo un escáner, introducir los móviles en una cajita, dejar en consigna un
bote de comida - la típica comida de un “pseudo educador” -, hablar con un
policía - agrio o amargo, depende del gusto -, subir a la primera planta, preguntar por un abogado de
oficio y llamar por teléfono para pedir cita con ese esperado abogado de oficio. En esas, a Tiara le decía
que todo esto era una de las doce pruebas de Asterix. Ella preguntaba que si
eso era una película. Le explique que era el argumento de un comic. A nosotros, añadí, ahora, nos tocaba salir de este sindios. Para hacerlo tendríamos que ponerlos el embudo. Un pizca de locura siempre es necesario. Por eso superamos la prueba.
Entre tanto, el empresario, del que no se supo nada
previamente, contacto con Tiara. Y ella dudaba qué responder. Dar cera, Tiara,
mucha cera. El secreto es adornar tus peticiones. Seguramente que Tiara
busque en todo esto algo de venganza, y tendrá infinitas ganas de pegar a alguien hasta
el extremo. Sin embargo, no serían éstas prácticas estratégicas, puede que sólo insuficientemente necesarias. Dar cera, tener paciencia. Embellecer los
derechos. Maquillar las palabras. Contestar con educación, negociar, dar cera
y/o pulir cera. Paciencia. Habilidades sociales, el grado más elevado de la
estupidez humana. Bendita estupidez que sostiene nuestra cínica sociedad. Dar
cera: buenas palabras; pulir cera: peticiones. Dar cera: qué tal tu familia;
pulir cera: reivindicaciones. Dar cera: una lástima que no hayas venido; pulir
cera: dame lo que me debes de una puta vez.
Aparte de
desarrollar esta técnica ochentera, Tiara me comentó que iba a comenzar a
trabajar de nuevo. Una cafetería subterránea es su destino. Mientras está empleada,
iremos a conocer al abogado de oficio. Se asegura metáfora.
Sin embargo, a pesar de todo lo
expuesto el verdadero aprendizaje de Miyagi no es su estoico estilo pictórico. Su grandeza radica en diferenciar las cuestiones que
realmente merecen la pena en la vida. En su caso, cazar moscas. Curiosamente, en mi casa practico este arte con una plaga de mosquitos, a los que mato a puñetazo limpio, como hacía Bud Spencer. En la vida hay que disfrutar con lo que realmente tiene valor.
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