El principal
problema es perder el golpe de pedal.
Cuenta la
leyenda, incierta como todas, que el bueno de Alberto Contador, un día perdió
su golpe de pedal. Fue antes de que su dieta se llenara de proteínas cárnicas.
Subía la loma que va de San Martín a Perales a toda velocidad. Plato grande,
piñón pequeño. Sostenido, rápido. De repente comenzó a decrecer el número de
pedaladas, la velocidad bajaba y era constante el baile encima de su bici.
Había perdido su golpe de pedal. A simple vista, parecía algo puntual, pero él
sabía que era algo más. Ese día comió bien y llevaba pocos kilómetros
recorridos. Se dio la vuelta y regreso a Pinto. Hasta que no se instauró el
verano no recuperó la intensidad en su entrenamiento y volvió a competir a un
nivel aceptable. Los médicos no dieron una explicación precisa. Había perdido
el golpe de pedal. En la actualidad Alberto
Contador es suficientemente maduro. Sabe cuál es su golpe de pedal, conoce sus
fuerzas, y lo que tiene y no tiene que comer. Se pasea con fuerza a la espera
de que llegue el Tour. Allí seguramente se cruce con un colombiano enjuto,
mohíno y desconfiado. Nairo. Un ciclista con golpe de pedal que ganará en Francia este
año.
En lo que
respecta a la cueva, no hace mucho llegó al taller otro colombiano. Eduardo se
llama, aprendiz de soldador. Pupilo de mi querido judío nihilista y del padre
perfecto – también querido -, posteriormente. Aunque también ha sido cuidado
por muchas otras profesionales – queridas, por supuesto - que están pendientes
de aparecer entre metáforas. A Eduardo le hablas de ciclismo y te entiende. Le
preguntas por un relevo y sabe perfectamente cómo se dan, otra cuestión es que
quiera darlos. Conoce lo que es el golpe de pedal aunque todavía no lo ha
perdido – ni lo ha ganado -. En la búsqueda de empleo con jóvenes hay que saber
qué significa perder el golpe de pedal. Hay que intervenir en la ausencia y en
la inconstancia, sabiendo que el golpe de pedal sólo se aprende encima de una bicicleta,
es decir trabajando. La búsqueda en sí
es un entrenamiento en rodillo. El rodillo lo utilizan los ciclistas,
precisamente, por no perder el golpe de pedal. En los días de lluvia se quedan
en su casa dando pedales en estático. Lógicamente el rodillo lo emplean con
constancia quienes ya han cogido una bicicleta en muchas ocasiones. En la
búsqueda de empleo, hacen rodillo quienes ya están habituados al ritmo escolar.
Así que pensar que Eduardo, que no hizo mucho entrenamiento bajo cubierto,
pueda coger el golpe de pedal por la influencia de la búsqueda de empleo es
contraproducente.
El golpe de pedal también corre el riesgo de perderlo
un profesional de la intervención social. Yo se lo digo a Judith y se cree que
le estoy contando una metáfora. Ni se me ocurriría. Este sector es el más
propicio para distraerse. Hay mil y un motivos para perder el golpe de pedal –
y no darlo -. Somos los que rascamos en busca de la sorpresa. Siempre
encontramos el premio. Y descubrimos que no hay. En realidad vemos una sociedad
resquebrajada y podrida. Un lugar donde el sentido está perdido y los instintos
demuestras que las personas no son realmente lo que parecemos. También somos aquellos
que soportamos la infamia de la bondad y la caridad. Somos los que vivimos
entre las buenas intenciones mercantilizadas. Somos los que no estamos
controlados. Así es muy fácil perder el golpe de pedal – y no darlo -. Algunos
piensan que no son responsables de no dar pedales. Yo siempre he pensado que
también está la alternativa de bajarse de la bici. ¿Quién sabe? El problema
sería que nunca ganaremos el Tour de Francia. Y a eso, yo por lo menos, nunca renunciaré.
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